Después de casi nueve meses de hacer todo mi trabajo de escuela en mi cuarto o en el sótano de mi casa, extraño trabajar dentro de los cafés, los comederos, y, más que nada, dentro de las bibliotecas. Las bibliotecas de Princeton son algunas de las partes más estupendas de la universidad así que es obvio que las extrañaria.
La biblioteca de Firestone es probablemente la más conocida de todas las bibliotecas de la universidad. Es enorme, con tres niveles encima del primer piso y tres pisos subterráneos. Está llena de salones de conferencias, escritorios individuales, sofás, y, por supuesto, libros. Los estudiantes de Princeton vienen aquí todo el tiempo para estudiar. Si me pudiera levantar lo suficientemente temprano el fin de semana y tuviera mucho para estudiar, tomaría un salón de conferencias del cuarto piso, y mis amigos y yo estaríamos estudiando juntos. Si tenía una tarea que requeriría mi concentración, agregaría un escritorio desocupado en cualquier piso. Si tuviera una hora antes de mi clase y ocupara un poco de reposo, me pondría mis audífonos y tomaría una siesta en los sofás del segundo piso (oigan, no me juzguen).
Muchas personas aman la biblioteca de arquitectura por su ubicación en el centro de la universidad, sus ventanas grandes, y por estar casi vacía. En un escritorio acarreado a la ventana, yo estuve varias noches escribiendo redacciones y mirando a la gente pasar cuando mis ojos ya no podían mirar a la pantalla de mi computadora. Cuando empezara a oscurecer, yo iría para el Café Murray-Dodge para recoger una galleta recién hecha antes de regresar para mi dormitorio por la noche.
Los estudiantes se burlan de un número de lugares que son para “estudiar” pero en realidad solo son frecuentados para charlar con los amigos. El nivel del suelo en el edificio de Frist es uno de esos lugares y parece que la entera población estudiantil pasa por ahí dos veces por dia. Otro lugar así es la biblioteca de Julien Street que también es nombrada “J Street,” y está ubicada un nivel arriba del comedero de Wilcox. De alguna manera, al momento que te sientas y abres tu computadora, te encuentras a un amigo con quien no has hablado en semanas y se detiene para decir hola.
Aun así, mi lugar favorito para estudiar en Princeton tendría que ser East Pyne. Mis estudios se concentran en los lenguajes y estudios eslavos, y mi departamento igual al que muchos de mis cursos toman lugar en ese edificio. Otros departamentos que también utilizan el edificio son los de Literatura Clásica, Literatura Comparativa, Alemán, Estudios del Renacimiento y principios de la edad moderna, Francés y Italiano, y Español y Portugues. Durante el tiempo entre mis clases, suelo visitar la biblioteca de East Pyne, uno de los lugares más hermosos en la universidad, para estudiar. Fue uno de los primeros lugares que vi cuando visité la universidad por primera vez, y creo que mi asombro por el edificio al pasar nunca bastará. East Pyne me recuerda de cuánta suerte tengo y que tan asombrosa es la escuela que yo atiendo.
No puedo esperar para la siguiente vez que pueda colocar mi computadora y mochila al lado de una de las vidrieras de East Pyne. Hasta entonces, me conformaré con la ventana regular de mi cuarto.
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Translated by/Traduccido por Kathy Palomino