Cuando comienza tu tercer año en Princeton, descubres la pregunta: “¿Dónde comes?” Esta extraña pregunta se refiere a las abundantes opciones de comidas disponibles para los estudiantes de tercer y cuarto año. Además del comedor residencial, se le presenta una multitud de opciones para comer, desde unirse a una cooperativa o un club de comida hasta volverse independiente. Todos tienen que descubrir lo que quieren con respecto a la comida.
Muchos estudiantes de Princeton eligen a los clubes de comida. Los clubes de comida son un concepto único de Princeton y sirven como centros sociales y culinarios en el campus. Durante el segundo semestre del segundo año, los estudiantes se inscriben o participan en un proceso de selección, llamado “bicker,” para entrar en un club donde comerán la mayoría de sus comidas. Los clubes de comida están agrupados en la Avenida Prospect, adyacente a la Universidad. Durante generaciones, muchos estudiantes de Princeton han tenido excelentes experiencias con clubes de comida y disfrutan de esta parte única de su tiempo en Princeton. Dicho esto, clubes de comida no son las únicas opciones.
Los estudiantes que no se unen a los clubes de comida y eligen no comer en los comedores tienen varias opciones, una de las cuales es el sistema de las cooperativas. Las cooperativas son programas para compartir alimentos en los que pequeños grupos de estudiantes de Princeton (generalmente alrededor de 30 personas) se reúnen y cocinan comidas frescas y sabrosas el uno para el otro. Como miembro de la cooperativa, se espera que cocines una vez cada semana para el grupo, y los costos son muy asequibles. Hay varios tipos de cooperativas en el campus que cocinan alimentos que satisfacen diferentes preferencias.
Este año, me uní a la cooperativa llamada Pink House, o Casa Rosada. Casa Rosada es una comunidad de mentalidad sostenible que cocina comidas veganas y vegetarianas para una comunidad de aproximadamente 25 personas. Como parte de Casa Rosada, tengo acceso a una cocina e ingredientes frescos cuando cocino una vez a la semana. Es una excelente manera de relajarse, desestresarse y aprender algunas valiosas habilidades culinarias. Este año, he disfrutado experimentando con guisos abundantes, ensaladas sabrosas y deliciosos productos horneados. También disfruté divirtiéndome y conversando con mis compañeros cocineros.
Como soy vegana, sabía que me tomaría tiempo descubrir qué otras opciones, fuera de los comedores, estaban disponibles para mí, pero mi experiencia en Casa Rosada me mostró que realmente hay opciones para todos.
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Translated by/Traduccido por Andrea Reino '20