El centro de la comunidad

April 26, 2021
Mallory Williamson

Cuando llegué a la universidad, una de las dificultades con que me confrontaba era acostumbrarme al plan de comidas del campus. Durante la escuela secundaria, comía el desayuno al mismo tiempo cada día en mi cocina antes de irme, el almuerzo cuando la campana de la escuela repicaba y la cena a las seis cada noche con mis padres; pero en Princeton, me di cuenta de que no solo sería necesario cambiar mi dieta, sino también tendría que adoptar un horario alimenticio más flexible.

Princeton facilitó que esta transición fuera posible. Los comedores ofrecen horarios convenientes: antes de la pandemia de COVID-19, operaban de 7:30 a 11:00 para el desayuno, de 11:30 a 14:00 para el almuerzo y de 17:00 a 20:00 para la noche. Durante los fines de semana, en vez de servir el desayuno y almuerzo durante las horas ordinarias, operaban de 10:00 a 14:00 para el brunch (salvo un comedor que ofrecía el desayuno durante las horas tempranas). También, el plan de comidas sin límites te permitía entrar al comedor tantas veces como quieras. Recuerdo ir al comedor durante varias mañanas para comer avena antes de asistir a mi clase a las nueve de la mañana (una de las pocas clases que toman lugar durante este tiempo -- ¡la mayoría empiezan a las diez o más tarde!) y entonces vuelvo allá para hacer mi propio gofre.

Si tu horario está en conflicto con las horas tradicionales de los comedores, el campus provee un plan alternativo (y muy popular) que se llama “Late Meal.” Disponible para todos los estudiantes que compraron un plan de comidas sin límites, Late Meal ocurría dos veces cada día, desde las 14:30 a las 15:35 y otra vez desde las 20:30 a las 22:00. Cada estudiante recibía un saldo a favor fijado para cada Late Meal, lo que se puede canjear por meriendas empaquetadas como un té helado o una bolsa de papas o aun comida a la parrilla, como las quesadillas, hamburguesas, o los dedos de pollo con papas fritas. Solía asistir a Late Meal incluso cuando no faltaba al almuerzo ni a la cena, a veces solo para recoger algunas meriendas para algún tiempo más tarde.

Los comedores del campus quizás estén en el centro de la comunidad para los estudiantes. Disfrutar la comida en los comedores con viejos amigos y los nuevos siempre es una evasión bienvenida de la tarea, y la mayoría de las veces, se suponía que las cenas durarán veinte minutos más o menos, pero terminaban unas horas después cuando más amigos nos juntaban. En particular, Late Meal era el lugar más popular para reunirse para los estudiantes del primer y segundo año; para mí, era un periodo de relajamiento después de las clases en lo que podía pasar el rato comiendo una pizza y bebiendo refrescos con los amigos.

Tal vez ya hayas notado que la mayoría de este blog está escrito en tiempo pasado, ya que los protocolos de COVID-19 han cambiado dramáticamente la manera en que funcionan los comedores en campus. Para proteger la salud y la seguridad de los estudiantes y los trabajadores de Princeton, han reducido el número de opciones en los comedores, han abreviado los horarios y han eliminado Late Meal temporalmente. Sin embargo, los comedores del campus y su personal están laborando incansablemente para ofrecer más diversidad en lo que sirven y asegurar que los estudiantes tienen suficientes asientos para sentarse y comer. La calidad de vida ha empeorado durante este periodo de tiempo, y Princeton no es la excepción, pero la universidad está luchando para preservar nuestras experiencias más importantes.

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Cinco trabajadores de los comedores del campus están detrás de la cubierta listos para servir comida.

Traduccido por/Translated by Kevin Yeung

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