Mis maestros en la escuela secundaria solían decir que “la universidad sería diferente.” Por lo general, hacían referencia a la idea de que las expectativas de los estudiantes universitarios son más altas que las de los estudiantes de secundaria. Durante la mayor parte de mi carrera en la escuela secundaria, no pensé mucho en esas advertencias. Cuando supe de mi admisión a Princeton, y sentí que mi futuro comenzaba a desarrollarse frente a mí, entré en pánico. ¿Qué tan acertados estaban mis maestros? ¿Sería yo capaz de manejar el rigor de mis cursos universitarios? ¿Estaría bien preparada?
Ahora son tres años más tarde, y le diría a mí misma — estudiante de último año de secundaria — que respire profundamente. De alguna manera, la universidad es ciertamente más exigente que la escuela secundaria. Tus profesores van a esperar que realmente te involucres con el material del curso, no solo regurgites los hechos memorizados para un examen. Esperarán que te importe lo que estás aprendiendo, porque encontrarás que la mayoría de los profesores han dedicado sus vidas a estudiar esa misma materia. Equilibrar los cursos en la universidad es algo que a algunas personas también les resulta complicado: los horarios de clases están menos estructurados en la universidad que en la escuela secundaria y puede ser difícil para los estudiantes de primer año, especialmente el presupuesto del tiempo de estudio. Estarás rodeado de oportunidades tentadoras para deshacerte de los libros por tiempo con amigos, grupos extracurriculares y eventos del campus.
Pero, en mi experiencia, no es que la universidad sea más difícil que la secundaria. La mejor manera de describirlo es simplemente decir que es diferente. Estás estudiando lo que amas, así que te importarán todas tus clases. Tendrás que prepararte para tus clases, porque llegarás a conocer a y encariñarte con tus profesores a nivel personal. También se preocuparán por ti, y la gran mayoría son muy comprensivos si no puedes cumplir con un plazo determinado o si necesitas asistencia especial en clase. Tienes más recursos disponibles que nunca para asegurarte de tener éxito: todos, desde decanos de comunidades residenciales y asesores académicos, hasta el Centro McGraw para la enseñanza y el aprendizaje, te respaldan. Y, estarás rodeado y motivado por otros estudiantes apasionados todos los días. Verás una reducción sustancial en la cantidad de “trabajo ocupador” que te asignan, y pasarás tu tiempo en proyectos más significativos.
Créeme, tu preparación académica es lo suficientemente buena. Nada realmente puede prepararte para la totalidad de tu experiencia en Princeton. Pero, relájate: ¡lo conseguirás!
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Translated by/Traduccido por Andrea Reino '20